Algunos la entienden como una tumba que acaba con la libertad individual, o la comparan con pesados grilletes. Para muchos, la fidelidad es una suerte de cárcel que les impide vivir nuevas aventuras y hacer descubrimientos excitantes; probar, comparar…
Para ellos la ciencia tiene una respuesta: ser fiel a tu pareja no implica renuncia sino que, más bien, es un síntoma de inteligencia, de evolución. Y sus conclusiones no son tomadas a la ligera, sino que fruto de años de investigación neurológica.
¿Qué tiene que ver la fidelidad con la inteligencia?
El director del Departamento de Fisiología y Neurociencia de la Universidad de Nueva York, Rodolfo Llinás, centró sus investigaciones en analizar el amor desde el punto de vista cerebral, demostrando que solo las personas inteligentes son fieles, pues tienen la capacidad de estructurar y modular sus emociones y pensamientos de tal manera que no desgastan su energía de manera innecesaria.
En una entrevista en El Tiempo, Llinás explicaba también que el ánimo de unos momentos de placer no puede ser considerado un sentimiento, ya que el amor como tal implica compromiso, algo que no se tiene durante una aventura.
Los hombres han evolucionado en su manera de amar
Los estudios de Llinás no son los únicos que avalan esta idea. Según el experto en psicología evolutiva Satoshi Kanazawa, la fidelidad está presente en varones con alto nivel intelectual. Si bien en los comienzos de la humanidad el hombre mantenía relaciones polígamas, la evolución ha virado hacia la monogamia buscando la tranquilidad emocional, y solo aquellos con escasa inteligencia siguen inclinándose hacia la infidelidad.
Kanazawa explica también que estos resultados no pueden ser comparados con los de las mujeres, puesto que ellas siempre se han mantenido más vinculadas a las relaciones exclusivas.
Enamorarse con la mente, no con el corazón
Si eres una de las chicas más inteligentes, también eres de las más fieles; cuidado con tu pareja si no es tan adelantada: puede que ya estés recogiendo babas ajenas. En conclusión: las personas más inteligentes son las más fieles.