Las relaciones comienzan con esperanza, tienes un cómplice, un amigo, un amor. Así vivimos cada día con alegría porque todo se ve perfecto, todo encaja en nuestras vidas. Pero muchas veces sucede que los sueños se rompen y la relación cambia, ya no te mira, ya no te valora, ya no te llama o si lo hace es cuando él quiere y no cuando tú lo necesitas, haciéndote sentir tristeza e impotencia de no saber qué hacer. Y es justo que te sientas enfadada si lo has dado todo.
Pero, ¿qué sigue? Simple, decir adiós, salir con la frente en alto convencida de que lo diste todo y que disfrutaste los momentos buenos de la relación y que de los malos aprenderás para mejorar tu presente y evitarlos en el futuro. Puede ser complicado, pero primero estas tú, no importa que sobre la marcha lo entiendas, porque así sucede en muchas ocasiones, como lo aprendió la chica de esta historia de amor:
Discúlpame, solo quiero despedirme, es la última vez que te escribo, gracias infinitas por todos los mensajes, los besos, las caricias; por hacernos el amor y por las veces que el amor nos hizo y nos deshizo; por los momentos que organizábamos hacer algo juntos, lástima que todos ellos solo fueron instantes en los que querías cubrir tu soledad. Ahora todos ellos se vuelven lindos, duros y tristes recuerdos. Me queda claro que me querías junto a ti, pero no en tu vida. Es una lástima que dos personas que mueren de amor tengan que vivir en un recuerdo y lo único que digas es “éxito”. Me hice tantas ilusiones contigo, que olvidé ser realista por una vez en mi vida. ¡Pues, ahora voy entendiendo que ninguna mujer se queda demasiado tiempo donde no se siente querida, en otras palabras, donde sobra!
Contigo todo fue distinto, hice el amor amando, era perfecto estar entre tus brazos, encajaba, por eso te decía “amor ¿me abrazas?”, amaba sentirme protegida por ti. Que triste que cada vez que intento buscarte me dejas en visto o no contestas aun estando en línea, para ti es tan fácil ignorarme (te sale genial) pero querido déjame decir que: ¡los problemas se solucionan hablando, no dejando de hablar!
Recuerdas cuando me pediste que fuéramos novios y yo no quería, pensaba en lo difícil que sería, pero decidí arriesgarme conocía los riesgos y aun así los tome. Es increíble lo que se puede aguantar solo por no querer perder alguien.
Siempre quise ser mejor, para ser una mujer completa para ti y te sintieras orgulloso de andar de mi mano, sin necesidad de ver y desear a otras. Quise ser la mujer que estuviera en las buenas y más en las malas.
Si me extrañas háblame, no importa que las cosas estén mal, yo siempre voy a querer hablar contigo, aunque no creo poder volver a confiar en ti, pero mi puerta estará abierta para cuando decidas venir a terminar las cosas como un hombre, de frente, y ojalá puedas decirme qué fue aquello que te hizo separarte de mí, para ver si hay algo en lo que tenga que cambiar, para no volver a vivir esto que ahora me hace sufrir.
Ahora solo tengo que aprender a dejar ir a quien ya no se quiere quedar, no haré ningún esfuerzo más, que te vaya muy bien, lamento tu cobardía pues soportaste amar a una mujer de verdad. Sin más que decir debo aceptar que te amo, pero también me amo.