Lourdes Bael, originaria de Asunción, Paraguay, está uniendo a internet por una noble causa. La mujer se convirtió en heroína de los animales callejeros de su localidad porque les costea alimentación, techo y salud digna.

Ella atiende a más de 50 callejeritos, entre los que hay perros y gatos. Es dueña de un albergue improvisado, que anteriormente se sostenía con la venta de pizzas, pero debido a la pandemia, tuvo que cerrar. Cuando Lourdes creyó que todo estaba perdido, vino a su mente la idea de vender pasteles caseros y el resultado es todo un éxito.

Cartel de ayuda para ventas; Mujer vende pasteles caseros para alimentar a 50 animales callejeros

De acuerdo con medios locales, Lourdes es fanática de los perros desde que tiene memoria. Pero su labor como voluntaria surgió luego de que un callejerito se acercara a su pizzería y ella le ofreciera alimento diariamente. Con el paso del tiempo, más animalitos aparecieron en la entrada de su negocio, por lo que decidió abrir un albergue improvisado y sostenerlo con las ganancias de su propio negocio.

Hacía promociones de pizza por alimento balanceado, cobraba el 50 por ciento si me traían croquetas. Pero llegó la pandemia y tuve que cerrar el local, afortunadamente vivo a la vuelta y continué desde mi casa. Los perros y gatos, hasta ahora, se siguen yendo al local que tenía.

Pasteles caseros; Mujer vende pasteles caseros para alimentar a 50 animales callejeros

Lamentablemente, la venta de la pizza disminuyó y los animalitos comenzaron a quedarse sin alimento, por lo que Lourdes se adentró a la venta de pasteles caseros y para publicitarse, usó sus redes sociales, atrayendo la atención de cientos de internautas, quienes de inmediato realizaron pedidos.

Pero esto no es todo. Además de incrementar sus ventas y tener los recursos necesarios para alimentar a los más de 50 callejeritos que acuden por comida, Lourdes ha recibido ayuda en especie, medicamento y dinero para solventar los gastos correspondientes. No hay duda de que los buenos somos más y que los callejeritos merecen una segunda oportunidad.