Las autoridades de Noruega tomaron la decisión de sacrificar a Freya, una morsa traviesa a la que le gustaba acostarse y descansar sobre varios barcos y lanchas de los puertos de este país.
De acuerdo con la información proporcionada por NPR, las autoridades noruegas determinaron sacrificar a la inocente Freya, ya que su manía de dormirse en los barcos y atraer a muchos visitantes ponía en riesgo a las personas.
Al convertirse en toda una celebridad provocó que muchas personas visitaran las costas de Oslo para conocerla y así tomarse una fotografía con ella para presumirla en las redes sociales. A Freya le encantaba subirse a barcos y lanchas a tomarse una siesta, lo que provocó que algunos de ellos se hundieran y que los dueños se molestaran bastante.
Este animal marino pesaba alrededor de 680 kilos y su peso ocasionaba daños a múltiples embarcaciones. Parecía que su pasatiempo favorito era hundirlas y los dueños exigieron a las autoridades hacer algo al respecto. Algunos científicos marinos habían previsto llevarla poco a poco a un nuevo hogar a lo largo de la costa, pero desafortunadamente no fue así.
Anteriormente se les indicó a los visitantes no tomarse fotografías con ella, ya que esto podría ser causa de un accidente. Sin embargo, las personas continuaron con la actividad. En un inicio, el gobierno local esperó a que la morsa se retirara por cuenta propia, aunque su último recurso sería sacrificarla, pues este ejemplar se encuentra en peligro y es protegida por esa misma razón.
La Dirección de Pesca de Noruega informó que con base en una evaluación general de la amenaza continua para la seguridad humana, el pasado 14 de agosto en la madrugada sacrificaron a Freya.
Cabe mencionar que resaltaron que las personas ignoraron las recomendaciones de mantener distancia con la morsa y que la posibilidad de un daño potencial a las personas era alta y el bienestar de Freya no se estaba manteniendo.
Resulta un poco paradójica la decisión de sacrificarla para cuidarla. Sin embargo, hay que considerar que gran parte de esto es la desobediencia de los visitantes, quienes por hacerla “atracción turística” no consideraron el riesgo que implicaba para ella.