Las palomas son visitantes frecuentes de las plazas y admirarlas volando o corriendo tras pequeñas migajas es un espectáculo; pero no todo es positivo pues también son portadoras de bacterias que desencadenan enfermedades, y una de estas es la criptococosis (conocida como la enfermedad de las palomas), la cual se adquiere al estar en contacto con el excremento de esas aves o con sus nidos, donde se concentran sus parásitos y piojos.

Un caso ocurrido en Sao Paulo, Brasil, alertó sobre la importancia de tener conocimiento acerca del peligro que representa la enfermedad de las palomas. José Wilson de Souza ingresó a un hospital con neurocriptococosis (enfermedad que afecta al cerebro y se genera por la criptococosis); lamentablemente el hombre no se atendió a tiempo, el padecimiento progresó y falleció.

Mujer alimentando a las palomas

Tocar a una paloma no transmite el padecimiento, su excremento es el problema. Cuando las heces del pájaro se secan un hongo conocido como Cryptococcus neoformans se va al aire y al inhalarlo se establece en el pulmón para posteriormente adentrarse en el torrente sanguíneo. Al cumplir su proceso de traslado el hongo desencadena:

  • Tos
  • Estornudos con sangre
  • Fiebre
  • Vómitos
  • Dolor de cabeza
  • Confusión mental

Asimismo, es común que la bacteria ataque a la membrana que recubre al cerebro y produzca neurocriptococosis -como le ocurrió al paciente que perdió la vida en Brasil- y meningitis (inflamación de la médula espinal). También son frecuentes las lesiones rojizas en la piel, además de úlceras.