Al crecer, mi mamá rara vez fue “educada”. A ella la definía su coraje y la decisión de perseguir la vida que quiso vivir, en vez de detenerse por lo que era “correcto” y lo que se esperaba de ella. Sin embargo, era capaz de iluminar cualquier habitación con su energía seductora, así como podía intimidar a la gente de mente cerrada. Crecer con su educación me inspiró a saborear mi independencia sin pedir disculpas, y a la larga, me hizo feliz vivir sin miedo ni preocupaciones por la aprobación de los demás.
Si tú también creciste con una madre que era una hembra-alfa, es posible que reconozcas estos 12 rasgos que quizá has heredado de tu súperheroína:
1. Sabes como prosperar
Crecer con una madre que era una hembra alfa, te enseña a tomar riesgos. Tu madre nunca se sentaría a esperar que las cosas llegaran solas a ella. Luchó por lo que quería y no tenía miedo de escuchar un “no”. Estar expuesta a una actitud tan audaz te hizo una persona que toma riesgos en todos los aspectos de la vida.
2. Sabes cuándo irte
Tu mamá siempre tuvo una actitud de “no tonterías”: ella sabía cuando se estaban aprovechado y sabía cuándo alejarse de las personas que no la apreciaban. Esta actitud se imprimió en tu alma, dejándote con una tolerancia muy baja para las actitudes tontas. Nunca inviertes tu tiempo y energía en algo o en alguien que no te está ofreciendo algo respetable.
3. No compites con otras mujeres, tú las ayudas a mejorar
Al crecer, tu madre solía mandar a otras mujeres; y ella nunca se comparaba o competía con ellas. Esta actitud está inconscientemente en ti. Te gusta ver a otras mujeres crecer a tu alrededor.
4. No necesitas un salvador
Tu mamá nunca necesitó a alguien para rescatarla y nunca compitió por el afecto de un hombre. Ver esta actitud te ha hecho independiente y sólo estás dispuesta a darle afecto a un hombre que te entienda, te valore, te respete y esté interesado en ti.
5. Comunicas tus necesidades y estableces limites
Tu madre nunca se sentaba en silencio frente a alguien que le faltaba el respeto. Fuiste testigo de primera mano de la rapidez y la elegancia con la que habló con la gente que era grosera con ella, así que tú estableces límites en el mismo momento y sigues adelante.
6. Te alejas rápidamente de los problemas
Tu mamá miraba las situaciones de otra manera, como una lección para mejorar en el futuro. Ella no perdió su tiempo lamentándose. Su impacto se puede ver en la forma en que manejas todas las situaciones en tu vida.
7. Escuchas las acciones de las personas, no las palabras
Tu madre nunca se basó en las palabras. Ella te enseñó que sólo a través de las acciones se pueden medir los verdaderos motivos y sentimientos de los demás.
8. Sabes cuando decir “no”
Tu madre nunca fue una presa fácil y nunca se disculpó por hacer las cosas que la hacían feliz. Debido a esto, nunca te doblegas para complacer a otras personas que no harían lo mismo por ti.
9. No juegas a ser la víctima
Tu madre te enseñó que tú tienes el control total de cómo reaccionar ante una situación. Cuando las cosas se pusieron difíciles, ella se arremangó la blusa y se hizo más fuerte, al igual que tú.
10. Tienes una vida que realmente te gusta vivir
Te empujas a tomar riesgos para ser feliz, y nunca sigues a personas que cultivan reglas para jugar a lo seguro.
11. Nunca detienes tu vida para seguir la opinión de alguien más sobre cómo debería ser
Tu madre no se disculpaba por sus elecciones e hizo sus propias reglas en la vida.
12. Tú no te defines a ti misma por tus atributos
Tu mamá siempre entraba a una habitación con orgullo, y su confianza no se basaba en lo superficial. Ella inspiró a la gente a su alrededor a ser fuerte y a encender sus pasiones. Te dio la confianza, inteligencia, fuerza y autoestima que ahora defines como belleza.