Te veo tratando de sobrellevar el dolor, de ser dura, de convencer a todo el mundo que estás bien cuando realmente no es así. Puedo ver a través de tus ojos inyectados de sangre y tu sonrisa forzada porque he estado allí, la mayoría de la gente ha estado allí.
Quieres mostrarle al mundo tu fuerza porque lo último que deseas es que la gente hable de cómo tu mundo se desmorona y tú junto con él. Quieres probar que eres dura, que puedes manejar lo que la vida te está haciendo, pero a veces no puedes con todo sola y está bien pedir ayuda.
No tienes que ser fuerte todo el tiempo. Está bien ser débil, sentirlo, estar triste, pedir ayuda, de hecho, qué bueno que lo hagas. No tienes que embotellar todas tus emociones, ni mentir a la gente que amas. No tienes que ser fuerte para todos los demás cuando tu mundo se cae bajo tus pies. Los demás no siempre tienen que ser tu prioridad, a veces es necesario cuidar de ti misma en primer lugar.
No tienes que ser fuerte todo el tiempo porque fingir puede ser agotador, mental y físicamente. Es difícil mantener la mentira cuando todo lo que quieres hacer es ponerle fin y decirle a la gente que realmente no estás bien. Porque la verdad, no siempre todo estará bien. Tienes permitido ser un desastre, estar triste, luchar, sentirte rota y confundida y perdida. Todas sus emociones y sentimientos son relevantes. Te lo prometo: admitir que estás luchando no te hace débil de ninguna manera.
Encuentra en tu vida a aquellos que te aman y te apoyan. Diles lo que te pesa, cómo te sientes, deja salir todo porque no mereces ser una prisionera de tu propia mente. No deberías fingir que estás bien cuando te caes en pedazos. Admitir que estás luchando puede ser una de las mejores cosas que hagas por ti; puede quitarte peso de encima, mostrarte quién está realmente contigo y ayudarte a entender lo que está pasando.
Se necesita verdadera fuerza para ser vulnerable, para abrirte a las cosas que te hacen sentir incómoda. Se necesita verdadero valor para admitir que tienes problemas y estás luchando, porque es difícil. Ocultar tus problemas y fingir que no te están comiendo viva, es la verdadera debilidad.
Lo más importante es que tienes que darte cuenta que eres tan humana como todos, y podemos ser fuertes tanto como podamos manejar el dolor antes de que necesitemos pedir ayuda. Deja salir tus emociones, pide ayuda, habla de tus luchas porque te liberará de las cadenas que arrastras innecesariamente en este momento.
No tienes que ser fuerte todo el tiempo, a veces solo necesitas que alguien tome parte del peso de tus hombros y te de un descanso. Confía en los que amas, siente el dolor y date la oportunidad de cuidarte primero. No hay nada de malo en dejar que otros te carguen un poco por el camino, como has hecho tantas veces por ellos.