México acaba de hacer historia en tema de aborto. El día hoy, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la Norma Oficial Mexicana 046, que obliga al Estado a tomar medidas para garantizar la interrupción del embarazo en casos de violación en menores de 12 años de edad.

Esto, a su vez, establece que las menores no necesitan el permiso de sus padres ni de una denuncia de por medio para ejercer su derecho.

Sin denuncia ni permiso de los padres, avalan aborto por violación desde los 12 años

En 2009, se estableció en la NOM-046 que las mujeres mexicanas tienen derecho a interrumpir un embarazo por violación en cualquier estado de la República Mexicana. Para 2016 se realizó una reforma en la que se eliminó el requisito de denuncia y considera suficiente la declaración bajo protesta de decir verdad para prestar el servicio en cualquier hospital público o privado de México.

Hoy, con nueve votos a favor y uno en contra, la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobó que las niñas menores de 12 años que hayan sido ultrajadas podrán ejercer su derecho a abortar sin la necesidad de establecer una denuncia previa o contar con el consentimiento de sus padres o tutores.

Sin denuncia ni permiso de los padres, avalan aborto por violación desde los 12 años

Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró que la NOM-46 tiene como objetivo proteger a menores víctimas de violación, otorgándoles independencia del consentimiento parental o de alguna otra autoridad para ejercer su derecho al aborto en las mejores condiciones médicas y salubres.

En estos casos, el Estado no solo no debe obstaculizar ni mucho menos criminalizar el aborto, sino que tiene la obligación de adoptar medidas que garanticen el acceso a la interrupción del embarazo en condiciones dignas, adecuadas e igualitarias, y con la prontitud que amerita tomar la decisión en este tipo de eventos.

Obligar a las mujeres o niñas a llevar a término el embarazo derivado de una violación implica un total desconocimiento de su dignidad humana, autonomía y libre desarrollo de la personalidad, además de ser revictimizante y una forma de violencia de género. Ninguna niña puede ser obligada a ser madre, ni por el Estado, ni por sus padres, madres o tutores. Aquí la transgresión a sus derechos es más grave, no solo por su calidad de víctimas, sino por su edad, que obliga a revisar la cuestión desde la perspectiva de las personas menores de edad.